Vikingos en Catoira

Sí, habéis leído bien. Hemos dicho Vikingos. Catoira es un lugar muy especial en Galicia: Bellas costas, ruinas medievales, buena comida… Y drakkars.  Como si perpetuamente fuese la primera temporada de la famosa serie del 2013, cada año un sinnúmero de bárbaros asaltan las costas de este pueblo con el fin de saquear los tesoros de la ciudad de Santiago. Con lo que no suelen contar es la férrea defensa del pueblo gallego, que lucha contra ellos hasta expulsarlos.

Esta batalla anual que se celebra cada primer domingo de agosto viene de 1961, fecha en que los intelectuales del  Ateneo do Ullán –ya hablaremos de esto en otra entrada– tuvieron a bien festejar la defensa de Catoira allá por el siglo XI frente a Ulf el gallego. No os dejéis engañar por su simpático apodo, los vikingos tradicionalmente se apropiaban del gentilicio donde “trabajaban” y este fue particularmente prolífico en la costa de las Rías Baixas… Mas no en esta villa. La celebración comenzó siendo una romería en la que el peso de la representación era más bien simbólico, un guiño simpático usado como excusa para reunirse alrededor de una mesa en un acto festivo donde los actos literarios y la gastronomía tenían un papel fundamental. Pero vikingos.

Los piratas nórdicos siempre han despertado fascinación y curiosidad en la cultura popular, y si bien los primeros años la representación era un acto simbólico esta se fue volviendo más compleja y multitudinaria a medida que el tiempo iba pasando. Ya no desembarcaba el bueno de Ulf en solitario desde su dorna, mientras que los defensores también crecieron en número cada vez hasta que, cómo no, la batalla se convirtió en el eje central de la fiesta al tiempo que más gente de todas partes del mundo viajaba ex profeso para convertirse en espectador del desembarco de los vikingos. De hecho, desde 1988 esta fiesta se considera de Interés Turístico Nacional y desde 2002 Internacional.

Resulta complicado explicar la compleja gama de emociones que despiertan los momentos previos a la batalla, pero el aroma de los mejillones y el vino endulzan el ambiente mientras la feria medieval embriaga nuestros oídos con música y jolgorio. Entonces, los asaltantes toman la ría. El rugido de la horda vikinga es atronador, y el choque de las espadas restalla por toda la villa. La adrenalina despierta entonces, haciendo que todo parezca ir demasiado deprisa hasta que por fin los bárbaros son expulsados, celebrando la hazaña con música de gaitas, sardiñada y deliciosas empanadas. La romería vikinga es probablemente una de las fiestas neotradicionales más interesantes de Galicia, y en ella se conjugan todos los elementos que dan sabor a la tierra más mágica del mundo. Si planeas visitarnos en agosto no pierdas la oportunidad y vive en Catoira la batalla más épica que jamás verás.

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